No hay nada peor que enfrentarnos a una avería como esta, que el embrague de nuestro vehículo acabe roto. Estos, por la fricción y el estrés que sufren durante la conducción, son elementos sujetos a desgaste y, por lo tanto, muy delicados.
El embrague es lo que caracteriza a todo vehículo manual. No vamos a entrar en una descripción técnica del embrague de un cambio manual, pero basta saber que es un conjunto de piezas que intermedia entre el motor y las ruedas para transmitir el movimiento sobre estas últimas.
Desde Opencars, te vamos a dar algunos consejos para cuidarlo y no romperlo para que no tengas que llegar a realizar gastos realmente costosos.
CÓMO DESEMBRAGAR CORRECTAMENTE
Lo primero que hay que aclarar es que, aunque parezca contradictorio, desembragar es pisar el pedal, ya que con esta acción se está desacoplando el mecanismo del eje motor. Y la manera correcta de hacerlo es con contundencia y hasta el final de su recorrido. Sólo en ese momento se debe engranar la marcha, ya que, si se hace despacio o sin apurar el recorrido, podemos rascar cuando tratemos de meter la marcha, lo que supone un gran desgaste para los elementos del mecanismo por el roce.
LISTA DE CONSEJOS PARA CUIDAR EL EMBRAGUE Y EVITAR QUE SE ROMPA
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Mantener con buen funcionamiento el motor
Para ello, es conveniente reducir la temperatura del motor con líquidos y lubricantes que permiten refrigerar. Así se evitan esfuerzos extra e inútiles y el desgaste del mismo.
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Arrancá acelerando con suavidad para que no patine el embrague
Al arrancar, se debería iniciar la marcha y acelerar soltando el pedal lenta y progresivamente. Además, es recomendable esperar unos minutos hasta que el motor adquiera una temperatura idónea. El tráfico, los acelerones y las maniobras para estacionar, son los momentos en los que el embrague sufre más daños.
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No apoyar el pie izquierdo en el pedal del embrague
El pie se debe situar en el reposapiés. Muchos conductores se sienten inseguros al conducir y ponen el pie encima del embrague, o simplemente por comodidad circulan apoyando el pie en el pedal. Esto provoca que patine continuamente, provocando que en pocos kilómetros se queme y acorte su vida. Jamás, deberías apoyar tu pie, en marcha, sobre el pedal del embrague. Incluso el mínimo toque con el pedal puede generar fricciones que en unos pocos kilómetros destrocen por completo el embrague de nuestro coche.
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Pisar siempre a fondo el pedal para cambiar de marcha
Pisar ligeramente el pedal cuando no debemos es tan dañino como no pisarlo a fondo cuando engranamos marchas. De nuevo estaríamos sometiendo al conjunto de la transmisión a fricciones que pueden hacer que un embrague dure mucho menos de lo que debería. Asegurate de que tu asiento está bien ajustado longitudinalmente, de manera que puedas pisar a fondo el pedal del embrague sin que te resulte incómodo.
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Evitar soltar demasiado rápido o descoordinado
El mal uso de la palanca de cambios puede generar un sobreesfuerzo en el embrague. Cuidado con hacer movimientos muy bruscos y rápidos con esta. Hacer movimientos de manera desacompasada con nuestra mano derecha sobre la misma y el embrague, genera un estrés y fricciones innecesarios.
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Poner punto muerto en las detenciones
Durante los semáforos o embotellamientos, ponete en punto muerto sin pisar el embrague. Aunque no sea el hábito más dañino, mantener pisado el pedal cuando nos detenemos en un semáforo también añade un estrés innecesario. Lo ideal es que, en los semáforos, o mientras esperas detenido por cualquier otra razón, te mantengas en punto muerto, con la marcha desengranada y, por supuesto, sin pisar el embrague.
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Sujetar el volante con las dos manos
Parece una tontería, pero conducir con una mano en el volante y otra en la palanca produce una presión extra que perjudica al embrague.
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Controla el punto de embrague para sujetar el coche con el freno
Si tenés que frenar en una situación de emergencia, utiliza el embrague. Los conductores deben poseer un control total del embrague para poder soltar el freno y pisar el acelerador de forma suave y rápida.
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¡Cuidado si lavás el auto!
Cuando lavamos el coche, la humedad puede penetrar en el interior y provocar daños o alteraciones en el funcionamiento del mecanismo.